Enumerar las orquestas que ha dirigido Pablo Heras-Casado, o los premios y reconocimientos que ha obtenido, además de no resultar demasiado ameno, podría entrar en contradicción con uno de sus objetivos declarados: convencer al común de los mortales de que un concierto de música clásica es un plan tan entretenido como cualquier otro. Parece creíble en alguien como este granadino de 38 años, que ha roto todos los estereotipos de un mundo que muchos se imaginan de esmoquin.

Leer más