El contratenor francés, uno de los artistas líricos más mediáticos, vive entre giras y una academia donde impulsa la carrera de jóvenes talentos y transmite la técnica vocal que salvó su carrera
AL SENA le nace la isla Seguin a su paso por el oeste de París. Sobre ella se alza el edificio estrecho de La Seine Musicale y, en lo alto, su cúpula de cristal parece una inmensa pompa que se le escapa al río. Aquí, en torno a uno de los pasillos de este centro de actividades culturales, ha abierto el contratenor Philippe Jaroussky (Maisons-Laffitte, 1978) una academia. La fundó hace un año para descubrir vocaciones en niños de hogares con pocos recursos, impulsar la carrera de jóvenes talentos y transmitir la técnica vocal que salvó su carrera hace dos décadas.
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